
Por: Ciria Chauca Falconí
En pleno invierno en Lima, desde finales del mes de julio florece el cerezo japonés. Lugares muy concurridos, como el parque Ramón Castilla, en Lince, o la avenida Gregorio Escobedo, en Jesús María, están adornados con el color rosado del sakura.
También brota la flor del cerezo en el Centro Cultural Peruano Japonés, en la Asociación Estadio La Unión, AELU, y en la Asociación Okinawense del Perú, en Ate Vitarte. Las dos últimas instituciones reciben visitas con motivo del hanami, que es la tradición japonesa de contemplar el florecimiento del sakura. Sin embargo, este año por el estado de emergencia las atenciones al público son limitadas.
Además, por la prolongada cuarentena hubo restricción en el riego de áreas verdes, lo que ha generado que varios árboles de cerezos han sido afectados por la contaminación ambiental y ya no tienen flores.
Quienes admiran sakura pueden ir a la avenida Gregorio Escobedo, donde el cerezo está en pleno florecimiento. Pero no se olviden de utilizar mascarilla y portar protectores faciales, como precauciones para evitar el contagio de coronavirus.
Sakura en el parque Ramón Castilla
Es el primer domingo del mes de agosto. Desde muy temprano, familias completas o personas que hacen caminata, casi siempre en compañía de su mascota, acuden al Área de Reserva Ambiental del Parque Ramón Castilla, en Lince.
La mayoría de los vecinos está familiarizada con sakura. Ya tiene conocimiento en qué meses florece. Entonces busca los árboles del sakura para apreciar y tomarse fotos.
Festival del cerezo
Cada año, la Asociación Peruana de la Soka Gakkai Internacional en coordinación con la Gerencia de Gestión Ambiental y de la Subgerencia de la Municipalidad de Lince, organizan una actividad cultural denominada Festival del Cerezo, como homenaje a los árboles de sakura que adornan al Parque Ramón Castilla.
El objetivo es despertar la conciencia de toda la ciudadanía por el cuidado y valoración de la naturaleza.
El cerezo llegó a Lince hace más de 30 años, gracias a un vecino que vino desde Japón y plantó dos cerezos en la vereda que quedaba frente a su casa.
Hanami
Hanami, contemplación de los cerezos en flor, está considerado como un elemento de la cultura japonesa que llama la atención a un gran número de personas. Se considera que los orígenes de este festival se remonta al siglo VII.